Cartas de lectores | Cómo el Municipio puede rescatar el Centro de Guayaquil
Comercios, mercados, parques y demás deben abrir hasta altas horas de la noche
La Municipalidad de Guayaquil debe enfilar recursos y otorgar todas las facilidades para que el Centro se presente como los de grandes urbes latinoamericanas. Tiene concurrencia de miles de ciudadanos los 365 días del año y goza aún de la actividad de una masa humana trabajadora y consumidora, pero a partir de las 18h00 la bullanguería se apaga. El cuadrado comprendido entre las calles Gómez Rendón al sur, Quisquís al norte, Malecón al este y al oeste José de Antepara, no aguanta más postergación; significaría su muerte. Con las pretendidas expropiaciones que viene anunciando el Municipio de solares vacíos, casas en estado de obsolescencia o abandonadas sin inquilinos, que hoy lucen despintadas, lúgubres, sucias y cuyos propietarios pagan anualmente los impuestos prediales pero carecen de dinero para hacer más, nada se ganaría, excepto más tristeza y abandono. Se ahondaría el hueco para sepultar la pujanza, inspiración popular y algarabía que es distintivo y estima de la ciudad. Lo aconsejables es poner manos a la obra: el progreso comercial del puerto está en el Centro, ese punto mágico y vital de su economía, que lucha contra el acoso y hostigamiento vertidos por antojadizas órdenes incorrectamente direccionadas, que lo único que hacen es coaccionar el espíritu del guayaquileño y de los afuereños que llegan a ella en busca del desarrollo de su creatividad. Esa puerta debe de volver a abrirse y así otra vez constituirse en la capital económica de Ecuador. La Municipalidad debe dar facilidades de crédito, por intermedio del BID u otra institución financiera mundial para la remodelación, pintada de casas, readecuación de aceras y bordillos, construcción en solares. Obviar parte o condensar la tramitología actual de permisos de construcción, de emprendimientos de toda gama de locales comerciales. Más alumbrado público intra y extradomiciliario. Comercios, mercados, parques y demás deben abrir hasta altas horas de la noche. No cabe que el centro se asfixie por las noches por falta de seguridad, descuido, desinversión. Guayaquil necesita una inyección de potencia, un suero rejuvenecedor, vitaminas de acciones, lo que traería consigo trabajo, modernidad, inmigración interna y externa, progreso, inversión extranjera y muchos más beneficios. El lumpen espontáneamente se retira por huir del control, del aseo, ornato, buenas costumbres, requisitos ‘sine qua non’ de una ciudad culta, enrumbada hacia el progreso.
César Antonio Jijón Sánchez