Cartas de lectores | Museo para los monigotes gigantes
Algunos artesanos guayaquileños con habilidades y creatividad especiales comenzaron a erigir estas monumentales estructuras
La confección y quema de años viejos es una tradición guayaquileña que luego se extendió a todo el territorio nacional. Se ha venido realizando durante mucho tiempo. Cada año con meses de anticipación se elaboran, exhiben y venden en distintos sectores de la ciudad y a fines de diciembre los queman. Las calles 6 de Marzo y Santa Elena, desde la calle Sucre hacia el sur, se han convertido en el principal mercado de estos monigotes. La construcción y quema de los monigotes gigantes se viene realizando desde hace aproximadamente 14 o 16 años. Algunos artesanos guayaquileños con habilidades y creatividad especiales comenzaron a erigir estas monumentales estructuras que se destacan por su gran tamaño y por la perfección de su anatomía, musculatura y rostro de diversos personajes de la política nacional y de películas de acción y terror, que llaman la atención y curiosidad de miles de ciudadanos de todo el país y algunos extranjeros que visitan la ciudad. Estas magníficas creaciones elaboradas por nuestros artesanos son verdaderas obras de arte. Podría reconocerse a sus autores como Los escultores de madera y papel.
Las autoridades municipales por la peligrosidad que representaba quemarlos, lo prohibieron, para evitar accidentes y posibles incendios. Estas enormes esculturas, confeccionadas con mucho esfuerzo, trabajo, ingenio y creatividad merecen conservarse en un museo a construirse para el efecto, para ser exhibidas como atractivo turístico, único en su género, para que sean admirados con detenimiento en un sitio seguro, libre de delincuencia. Los monigotes a conservarse deberían ser los que la autoridad municipal elija y premie cada año. De acoger el señor alcalde esta idea del museo, el parque Samanes, por el espacio que tiene, la facilidad de transporte y movilización, la amplitud de parqueo y la seguridad para los visitantes podría ser el sitio ideal para su construcción, pudiendo convertirse en complemento del otro atractivo que ha ofrecido construir en la ribera del río Daule que bordea el parque y que ha bautizado como Malecón 3.000.
Ramón Enrique Chávez Pino