Cartas de lectores | ¿Dónde nació la parroquia de Santa Elena?
Espero haber aclarado otro de los enigmas de nuestra provincia y terminar con el mito del ‘Descubrimiento de la península’
Si creen que Santa Elena y Colonche siempre estuvieron donde están ahora, están equivocados. A 11 km de la puntilla Santa Elena y a filo de mar se encuentra un lugar llamado La Caleta, en La Libertad, donde hace 18.000 años, cuando comenzó la ocupación humana de Sudamérica, se asentó un grupo de cazadores-recolectores que, producto de su alimentación, fueron construyendo un conchero de grandes proporciones. Este apilamiento de restos de ostras, conchas, churos, almejas, etc., es el más antiguo emplazamiento humano de la región costera. Posteriormente fue ocupado por distintas migraciones nativas de Manabí, Guayas y Santa Elena. Durante el período español constituyó el poblado de Colonchillo, una de las tres encomiendas de la región (las otras: Colonche y Chanduy). En la Descripción Histórica y Geográfica de Guayaquil escrita en 1774 por Francisco de Requena encontramos: “El pueblo principal y mayor de este partido es el de Santa Elena situado a dos leguas del mar y al Este de la Punta del mismo nombre, a distancia de 28 leguas de Guayaquil; tiene 195 casas de paja y sus habitantes todos indios, sin ningún español ni mestizo entre ellos. En este pueblo reside el Juez real partidario, con título también de Cabo de centinela por la inmediación de la Punta, en la que los barcos de la carrera del Perú hacen ordinariamente escala”. En la investigación bibliográfica y al hacer la conversión de las antiguas medidas de longitud, ¡oh sorpresa!: dos leguas es igual a 11.145,4 m, exactamente en el sector La Caleta. Santa Elena nació ahí. ¿Cómo fue a dar donde está? Lo diré escuetamente: por aquella época los virreinatos ibéricos de América del Sur aún estaban asediados por grupos de piratas ingleses y holandeses que asolaban las poblaciones y asaltaban los navíos españoles. Se alertó a los poblados costeros del norte del Perú de las pretensiones de pillaje y vandalismo de estos corsarios. Santa Elena y Colonche, pueblos costeros, por prevención se trasladaron al sitio donde hoy se encuentran. Espero haber aclarado otro de los enigmas de nuestra provincia y terminar con el mito del ‘Descubrimiento de la península’.
Wilson Ruiz Calle