Cartas de lectores | Necesitamos hermanarnos
Hemos de reconocer que nada surge porque sí, requiere de una historia de agravios e injusticias continuas
Decía el inolvidable Aristóteles, “la virtud es una disposición voluntaria adquirida, que consiste en un término medio entre dos extremos malos, el uno por exceso y el otro por defecto”. En el equilibrio está la mansedumbre, la templanza. Nos agradaría que alumbrase la moderación, nos ayudaría a salir del sombrío corredor de absurdos conflictos e inútiles contiendas. Sería un modo de rebajar el brío huracanado de grupos de intolerancia religiosa, cultural o social, que lo único que pretenden es cuestionar nuestros valores comunes de paz, justicia y dignidad humana, al punto de que millones de seres humanos han tenido que abandonar territorios controlados por tropas que siembran pugnas. Nada justifica esta atmósfera salvaje y sanguinaria. Hemos de reconocer que nada surge porque sí, requiere de una historia de agravios e injusticias continuas. Por eso es primordial que no se violen derechos humanos ni se infrinja la seguridad internacional, al tiempo que ponemos en valor la prudencia y la tolerancia como sentimiento sistémico, la conjunción de pulsos y los proyectos solidarios.
Víctor Corcoba