Cartas de lectores: Novedades del periodo de lluvias del año 2025

Es necesario establecer una nomenclatura única en la definición de fenómenos meteorológicos

La estación invernal se ha caracterizado, como siempre, por destruir infraestructura, cultivos, y por una población urbana y rural que paga las consecuencias de un fenómeno natural que, pese a no ser El Niño, deja enormes pérdidas materiales. 

Este periodo de lluvia ha sido folclórico y único; algunos lo llaman El Niño Modoki, Costero, Canónico, la Niña y demás, y algunas instituciones han tenido un rol protagónico en los últimos días, denotando desconocimiento y afán de figurar inexplicables. CNEL anunció que por las características de esta época de lluvias era necesario operar las compuertas de Daule-Peripa ya que el embalse había alcanzado la cota 80, decisión contraria a lo que establece el manual de O&M del embalse, preocupando a autoridades regionales y seccionales aguas abajo del embalse, que implementaron planes de contingencia para la población. 

Un día después, CNEL decidió no operarlas porque las lluvias aguas arriba del embalse habían disminuido. Es increíble que el embalse más grande e importante del país no se opere respetando el manual que establece por obligación que la operación se inicie a partir de la cota 85, a través de la sobrecarga inducida, que es el verdadero potencial que tiene el embalse para el control de crecientes. 

También resulta increíble que un centro académico reconocido como la Espol, a través de voceros vinculados al estudio de temas relacionados con fenómenos naturales dijera que iba a ocurrir un fenómeno océano-meteorológico denominado ‘tormenta perfecta’, causando pánico en la población. Un evento probabilístico de esta naturaleza no puede definirse con la precisión matemática con que se dio a entender a lo largo y ancho de la costa ecuatoriana, y que finalmente nunca ocurrió. En el supuesto no consentido de que en efecto vaya a ocurrir, no se puede hablar con tanta falta de probidad y profesionalismo; lo que cabe es canalizar la información a través de instituciones competentes en labores de prevención y evacuación. 

Es necesario establecer una nomenclatura única en la definición de fenómenos meteorológicos que con seguridad nos ayudarán a entender su génesis y sus efectos, y por, sobre todas las cosas, llegar a la población con mayor claridad y sencillez, sin definiciones que confundan. Es menester que los operadores de proyectos hidráulicos respeten fielmente el manual de O&M y que la academia se involucre y sea protagonista en el estudio de fenómenos naturales relacionados con el agua.

Jacinto Rivero Solórzano