Cartas de lectores: La nueva diplomacia ecuatoriana
Estamos a puertas de una tercera guerra mundial y con falta de conocimientos de mercado
Las actividades diplomáticas del país tienen un comportamiento muy preocupante. Actualmente los diplomáticos no son egresados de las universidades del país que fueron instauradas en 1955 en Quito y en 1958 en Guayaquil; posteriormente se ha abierto una academia diplomática, Antonio Quevedo Moscoso, en Quito, en 1987, para simplificar los años de estudios y preparar diplomáticos en más o menos dos años, cuando los institutos y universidades del país preparaban a auténticos diplomáticos en seis años, con una licenciatura y posteriormente una maestría de dos años para incursionar en el servicio exterior, conforme lo contempla nuestra LOSE (Ley Orgánica de Servicio Exterior) de 1964, en sus arts. 78 y 79. Nuestros representantes ante el concierto de naciones solo son amigos de los mandatarios de turno, políticos y familiares, que nos representan en el exterior como embajadores, cónsules, encargados de negocios, empresarios que aplican la mercadotecnia mundial.
Nuestra diplomacia ecuatoriana comenzó en 1821, cuando el Dr. Vicente Rocafuerte era representante diplomático plenipotenciario de México, que lo nacionalizó y lo nombró su representante para que concrete la independencia de ese país en Europa. Luego, de 1933 en adelante tuvimos a los tres mosqueteros luchadores contra el infortunio, los doctores Antonio Parra Velasco, Jorge Washington Villacrés Moscoso y Jorge Pérez Concha; lujo de diplomáticos, estudiados en el país y en el exterior, quienes pusieron todos sus conocimientos de buena fe al servicio de nuestro país. Hoy estamos representados por personal inexperto, carente de diplomacia internacional, con inhabilidad para solucionar por medios pacíficos las controversias entre Estados. Estamos a puertas de una tercera guerra mundial y con falta de conocimientos de mercado para promocionar nuestros recursos minerales, petroleros, ictiológicos y más riquezas naturales y alimenticias existentes en Costa, Sierra, Oriente, Región Insular, Islas Galápagos, Órbita Geoestacionaria y Antártida, que muchos diplomáticos no conocen.
José Arrobo Reyes