Cartas de lectores: Una patria dividida en dos

En todos los gobiernos del Ecuador, desde su fundación, hubo más o menos corrupción 

Durante los muchos años que me ha correspondido contemplar el quehacer político de nuestro querido y bendecido país, he podido apreciar cómo se ha caracterizado por el afán de casi todos sus protagonistas estelares, secundarios y hasta intrascendentes, de conseguir el triunfo de sus respectivas aspiraciones a cualquier precio, a como dé lugar, sin que sean usuales en absoluto, la previa y patriótica meditación y el concienzudo análisis respecto a su participación pública, sus actos y actuaciones políticas, que afecten a la imagen de a nación y a la convivencia civilizada.

Quiero imaginar hoy vivos a Eloy Alfaro, Velasco Ibarra, Carlos Julio Arosemena, Galo Plaza, Camilo Ponce, Jaime Roldós, entre otros, y me pregunto por quién votarían los electores. También imagino las mentes de grandes personajes. ¿Qué difícil no? Tiempo atrás los políticos se destacaban por pensamiento, oratoria, hoy se ‘distinguen’ por ineptos, corruptos, desfalcadores, traficantes de influencias, amiguismos y nepotismos crónicos o por tratar de ayudarse con la inteligencia artificial para descubrir sus falencias, debilidades o errores del pasado.

Y claro, cuando estos grandes líderes vivían no había redes sociales, no había ese odio descontrolado de los trolls, esa perversidad generalizada, esa falsa intelectualidad, o esas mentiras anglosificadas que hoy se llaman ‘fakes’. También me da mucha tristeza de ver hoy nuestra patria partida en dos; de un lado una coalición que no siendo tan extremista de derecha, tiene en su seno a varios derechistas extremos, y por otro lado un movimiento formado por lo más extremo de la izquierda, el socialismo del siglo XXI. Es así, que hablar hoy de honestidad de cualquier tipo, por parte de cualquiera de las dos opciones es, por decir poco, absurdo, por no decir ridículo. En todos los gobiernos del Ecuador, desde su fundación, hubo más o menos corrupción y no voy a nombrarlas porque no me alcanzaría el espacio para describirlas.

¿Cómo liberarse del neoliberalismo o socialismo? Fórmulas mágicas no hay y nuestra política sigue su continuo desgaste, por los malos políticos, casi tan rápido que en Ecuador la credibilidad se ha perdido. ¡En fin, la opción que llegue a salir elegida en las próximas elecciones tendrá la obligación de rescatar las cenizas de nuestra democracia, para construir sobre ellas un Ecuador diferente y mejor!

Mario Vargas Ochoa