Cartas de lectores: ‘Pawkar Ruarayquiz’ (mes de febrero)
Para las culturas indígenas que guardan hasta ahora tradiciones antiguas, las flores son indispensables para la creación plástica
Aunque el fenómeno pase desapercibido, en las culturas indígenas de los Andes, el goce estético por el florecimiento de los campos es intenso.
En el mes de febrero llueve mucho, aunque a intervalos el sol alumbra, y los campos se cubren con multitud de flores multicolores.
A este mes, en quechua y de acuerdo al calendario inca, se lo llamaba ‘Pawcar Ruarayquis’ o ‘Hatun Puca ‘(en quechua, mes adornado con flores de colores).
Entre los incas, las flores adquirieron contenido simbólico: los súbditos debían presentarse ante el soberano sosteniéndolas en las manos.
Las flores embellecían el palio real y se las colocaba en los bordes de los caminos por donde pasaba el soberano.
La flor de la cantuta, de color rojo-sangre, era la que trasmitía la influencia emocional-estética que despertaba el propio inca; se decía que la cantuta era un regalo del Inti (el Sol) a su hijo.
Para las culturas indígenas que guardan hasta ahora tradiciones antiguas, las flores son indispensables para la creación plástica, que se expresa con fuerza en los rituales y fiestas.
El mes del ‘Pawcar Raurayquiz’ o ‘Pawcar Raymi’, se celebra en muchas comunidades para honrar a la tierra y a las aguas de febrero.
Ileana Almeida