Cartas de lectores: Permitan el autoabastecimiento eléctrico solar
El autoabastecimiento residencial no va a evitar los racionamientos pronosticados hace más de dos años, pero sí va a aliviarlos
El principal problema de los apagones, su causa raíz y contundente es que ¡no hay plata! La actualización del Plan Maestro, el estiaje, la falta de mantenimiento y redes son secundarios.
Debido a la falta de recursos las eléctricas no quisieron firmar el fideicomiso para prelación de pago de la energía renovable a los ganadores de la licitación de 500 MW, porque la prioridad es el pago de sus contratos colectivos, teniendo que devolver facturas a los generadores hidroeléctricos privados por insuficiencia de fondos.
Ante esta iliquidez, desde 2018 se emitieron regulaciones para promover la inversión privada como la de autoabastecimiento de electricidad solar fotovoltaica, enfocada en los consumidores residenciales, que tienen una tarifa exponencial, quienes podrían volver sus techos productivos con energía solar, aunque aplica al comercio e industria también.
Autoabastecerse con energía solar es similar a tener miles de pequeños generadores que beneficiarían al sector eléctrico en el costo de generación, en pérdidas de transmisión desde largas distancias, en capacidad de las líneas, en mejorar el pésimo voltaje.
Este esquema elude el problema de vender energía a las eléctricas, permite ahorrar al consumidor y alivia al sector de ingentes subsidios. Parecía que nadie se opondría a este beneficio.
Pero para no creer, la nueva Regulación 08/23, a pesar de nacer en pleno racionamiento, salió peor que la anterior norma, entre otras trabas, imponiendo un medidor adicional a la energía solar, con el fin de cobrar la tasa de alumbrado público y la de recolección de basura, de la energía privada de cada ciudadano, castigando la inversión en la propiedad de cada ciudadano.
El autoabastecimiento residencial no va a evitar los racionamientos pronosticados hace más de dos años, pero sí va a aliviarlos, y sin inversión pública.
Esto demuestra que seguimos siendo Absurdistán.
Mauro Intriago Legarda