Cartas de lectores: El poderoso don dinero
En la identificación de los cuerpos en la morgue las autoridades enmudecieron siete días
El segundo de dos mandamientos, Jesucristo lo enfatizó diciendo: Amaos los unos a los otros, mas el espíritu mezquino e interesado del hombre lo interpretó como: Armaos los unos y los otros. Solo así se puede explicar el porqué hermanos de sangre se pelean por la herencia, familias del barrio se pelean por un pedazos de tierra o por quítame las pajas.
En las organizaciones los mafiosos se pelean por el mercado de la droga, los políticos se pelean por ‘servir al pueblo’ (papeleta de 16 binomios), las iglesias se pelean por gana adeptos. Las naciones se pelean por expandir territorio, por implantar creencias e ideologías o cualquier otro pretexto ( guerras inútiles y atroces).
Para malentender el segundo mandamiento se necesita recursos, oportunidad aprovechada por el poderoso don dinero para obligar a que el hombre sea lobo del hombre. El último, lamentable y reprochable acontecimiento que indignó al pueblo ecuatoriano es la desaparición primero, y luego el hallazgo de los cuerpos calcinados e irreconocibles de los cuatro chicos de Las Malvinas.
En este desgraciado y repudiable acontecimiento hay mucho que debatir y cuestionar: ¿ por qué la patrulla militar que encontró robando a los chicos no los entregó inmediatamente a la Policía, como corresponde?, ¿por qué la persona que les prestó ayuda parcial a los chicos no les brindó albergue hasta que lleguen sus padres, viendo que estaban maltrechos y, sobre todo, habían motos desconocidas que merodeaban? Inicialmente las autoridades declararon desaparición, solo cuando los DD.HH. lo calificó de desaparición forzada el 24 de diciembre por ‘casualidad’ encontraron cuatro cuerpos destrozados e incinerados en un estero de Taura. ¿Quién cambió la figura? En la identificación de los cuerpos en la morgue las autoridades enmudecieron siete días, ¿por qué tanto misterio? Solo el 31 informaron a los padres que se trataba de sus hijos y les entregaron los cadáveres. ¿Cómo y quiénes los asesinaron? ¿Será que en este horrible crimen está metido el poderoso don dinero?
Marco A. Zurita Ríos