Cartas de lectores: La política del hecho consumado

Es alarmante que varios 'delegados' del correísmo hagan hasta lo imposible CPCCS al CNE

El cinismo en política es una práctica generalizada a toda la clase dirigente del país, porque en la gama de consejos para hacer política siempre se absorben las máximas de los expertos en el tema, desde Aristóteles hasta los teóricos del totalitarismo. La que se usa con más frecuencia proviene de un político cuyo nombre no quiero acordarme. Los objetivos políticos preferibles son los de mediano y largo plazo, los que tienen conexión con el hecho consumado, que a veces es resultado de malas o desesperadas decisiones. Hay decisiones políticas impopulares que se las ejecuta de inmediato y para callar a quienes se quejan y son adeptos a la ley nada mejor que consumar el hecho. El caso más conocido es el de la violación sistemática del principio legal de la ilegitimidad de origen. Este es la mayor referencia del respeto al derecho y la ley. Quienes lo argumentan son quienes piensan que lo ilegal, reñido con el derecho y la ley debe ser desterrado. Pero, ¿y cuando se manda consumar el hecho rápidamente? Se anulan las demandas y actos de oposición a gran velocidad, de crucero. El caso más emblemático: Correa llegó al poder con fraude desde 2006, lo que se repitió una y otra vez hasta la llegada al poder de Lasso. Con él por vez primera falló el fraude. Y desde entonces Correa y Cía. hierven en denuestos y actos conspirativos, porque añoran la ilegitimidad de origen. El primer fracaso de Correa fue Moreno, que renegó de ser su títere. Desde ahí, y con acción de la justicia penal, la única que entienden los que cometen delitos, otra vez Correa y Cía. han reiniciado todos los métodos posibles para 'recuperar' el poder. Según afirman, están a punto de lograrlo -si funciona una vez más el fraude-. Es alarmante que varios 'delegados' del correísmo hagan hasta lo imposible CPCCS al CNE. Faltan Contraloría, Fiscalía, Procuraduría, Poder Judicial y Corte Constitucional. La Asamblea está para ser conquistada y, desde luego, el Ejecutivo. Con ello, la ilegitimidad de origen se repetiría y se abriría otro ciclo sombrío en nuestra historia del país. Parece que hasta invocar a Dios es insuficiente.

Francisco Bayancela González