Cartas de lectores: Política, ‘rara avis’

La verdadera política es la práctica de valores ético-morales: libertad, justicia, honradez, responsabilidad

Todos contribuimos a la manutención del Estado con impuestos directos e indirectos. Hasta el más indigente que degusta un pan paga impuestos a través del panadero, una mascota por intermedio del veterinario o del vendedor de alimentos procesados y medicaciones, etc. Nadie sobrevive gratuitamente, no se engañe al decir “no soy político”; quizá quiera manifestar que no pertenece a un partido. Estas contribuciones van al Ministerio de Finanzas para que los gobiernos administren honradamente y devuelvan con bienes y servicios (educación, salud, seguridad, etc.) a sus mandantes. Un gobernante para la manutención del Estado no aporta un centavo de su peculio. Los gobernantes son ciudadanos elegidos para administrar los bienes del Estado, no son dueños. Lo hacen acertada o desacertadamente de acuerdo a una legislación y necesidades. ¿Qué es la política? La ciencia, técnica y responsabilidad para manejar honrada y cívicamente los bienes de todos. Como los valores se degeneran: la libertad en libertinaje, la amistad en amiguismo, la bondad en bonachonería, la altivez en altanería, la autoridad en autoritarismo, etc.; la política, que es el servicio al bien de todos, se degenera en politiquería al convertirse en usufructo y enriquecimiento individual con asesoría de la corrupción. Para ser gobernante del Estado de acuerdo con la ley basta tener cierta edad, saber leer, escribir, sumar, dividir y multiplicar, estar en goce de derechos ciudadanos, ser hijo de padres ecuatorianos y punto. Para ser político o gobernante no se necesita estudiar. Ser estadista es una entelequia. Para ejercer una profesión se necesitan conocimientos, técnica, praxis y ética profesional: un médico, un sastre, un zapatero. Así se justifica la proliferación de candidatos variopintos e improvisados, que luego lamentamos. ¿Qué son los partidos políticos? Escuelas de civismo o agrupaciones que a base de un ideario deben formar a candidatos y gobernantes. La verdadera política es la práctica de valores ético-morales: libertad, justicia, honradez, responsabilidad, trabajo, solidaridad, humanismo. Todo candidato, partido político, entidades y personas recitan y exaltan a estos entes axiológicos, pero una vez alcanzado el poder, la mayoría hace lo contrario. Derecha e izquierda históricamente son nomenclaturas efervescentes, estrategias para captar el poder, sin reparar que la auténtica política es la praxia de valores ético-morales en bien de una comunidad y de los demás.

Edgar Raúl Aguirre Salamea