Cartas de lectores: Prefecta ahora es la sombra del presidente
La movilidad de carga y pasajeros antes se la hacía sin peligro y a menor precio que el de la Metrovía
Aprovechando los días oficiales que se realizaron hace poco por la designación de un nuevo cardenal para Guayaquil, la prefecta provincial volvió a convertirse en la sombra del presidente Noboa. Y allí, en medio de saludos clamorosos, abrazos y sonrisas de oreja a oreja, ha vuelto a recordarle al mandatario la urgente necesidad de aportar con más dinero para el dragado de esa enorme cantidad de sedimentación y basura que vienen arrastrando durante muchos años el Daule y el Babahoyo, lo cual sigue acarreando enormes pérdidas económicas a los pobres agricultores y ganaderos que colindan con el majestuoso río Guayas.
Aprovechándose de esta situación, parece que la señora prefecta quiere tomarnos el pelo, porque ahora salió con que quiere iniciar unos estudios para implementar un sistema de movilización humana sobre el río Guayas. Este es un cuento viejo. Yo tengo 87 años de vida y desde que tenía 10 conozco que la movilidad de carga y pasajeros antes se la hacía sin peligro y a menor precio que el de la Metrovía. De aquellos tiempos lejanos recuerdo que las naves La Amalita, La Unión, La Providencia, etc., hacían el traslado de pasajeros hacia Salitre, Samborondón, Daule y viceversa, y nadie se quejaba por el valor de los pasajes. Recuerdo también que por estas mismas embarcaciones llegaban a nuestra ciudad toda clase de productos alimenticios, como la leche que producían las grandes haciendas ganaderas. Y que esa misma leche era transportada a la planta estasanizadora municipal para que sea comercializada en pequeñas botellas de cristal, hasta que aparecieron los envases de cartón.
Frente a todas estas mentiras que nos enervan el alma, ya es tiempo de , los verdaderos guayaquileños de los que vamos quedando pocos, le hagamos frente a ciertos políticos que se aprovechan de circunstancias especiales para sacarle dinero al Estado y luego no hacer nada de provecho. A lo mejor debe ser por eso que ahora ni los poetas le quieren cantar al río Guayas, como lo hacía mi maestro Abel Romeo Castillo y Castillo.
José Emilio Ruiz Ortiz