Cartas de lectores | Profesores correístas y cubanos infiltrados en la universidad

Se hace necesaria una rigurosa auditoría y descontaminación

La universidad, que por principio universales considerada como ‘alma mater’ o templo del saber, centros académicos en los cuales debe propenderse a la universalidad de las ideas y del conocimiento, en la actualidad esos valores se encuentran menoscabados por politiqueros disfrazados de docentes que se han infiltrado en las instituciones universitarias, en particular en las públicas. En vez de impartir una verdadera educación, se dedican a adoctrinar a nuestra juventud, con doctrinas y dogmas obsoletos, a fin de propagar falsas ideas o dogmas, que promueven la división y el odio social para favorecer a una determinada corriente política, que se hace llamar socialismo del siglo XXl, representada en nuestro país por el correísmo, y que en los países que se ha instaurado ha resultado un rotundo fracaso. Ha destruido a sus pueblos, a los que falsamente dice defender, sumiéndolos en la pobreza y miseria, con flagrantes violaciones a los derechos humanos, como lo que acontece en Venezuela, Cuba Nicaragua, Bolivia y antes Ecuador, en el nefasto gobierno del sátrapa autoritario Correa, delincuente prófugo de la justicia, sentenciado a ocho años de cárcel por corrupción.

Se hace necesaria una rigurosa auditoría y descontaminación, que deben realizar las autoridades universitarias competentes a fin de depurar a estos nocivos falsos educadores, que incluso desempeñan cargos directivos, como lo han evidenciado en las universidades de Manabí y en nuestra gloriosa Universidad Central, en la que tienen injerencia ciertos organismos seccionales, como el Municipio de Quito, entidad controlada por ese nocivo grupo político. Hay denuncias de profesores que ejercen la docencia con eficiencia y honestidad, a quienes se persigue por no pertenecer a esa mafia política. Los educadores universitarios deben impartir sus conocimientos académicos libres de toda presión, dogma o sectarismo político, y formar a los estudiantes en valores y principios que promuevan la honestidad, la libertad, el humanismo, y la solidaridad humana.

Manuel Yépez Andrade