Cartas de lectores: Razonamientos alrededor de la vejez

Increíblemente, hay criterios que pretenden justificar estos hechos

En EXPRESO del 14 de marzo se publicó un artículo con el título de: La ingrata vejez, en el cual se critica el descuido imperdonable de algunos miembros de la familia respecto a los padres, hijos y abuelos, en la fría sociedad a la que hemos llegado, tanto que en los llamados ‘países desarrollados’ la familia o núcleo familiar, simplemente se acaba, “en el mejor de los casos”, cuando los hijos llegan a cumplir los 18 años, para reunirse tal vez una o dos veces al año, en Navidad o Año Nuevo, si es que las circunstancias lo permiten.

Ese desarraigo los vuelve casi extraños en poco tiempo, pagando las consecuencias todos, porque con el tiempo la familia ya no sabe ni dónde viven los demás o en qué se ocupan.

El problema señalado ha llegado a tales extremos que, por el abandono al que llegan los ancianos, hay normas en nuestra legislación castigando a quienes abandonan a sus padres y hasta a sus hijos, obligando a los abuelos a asumir el pago de las pensiones alimenticias, a veces incluso sin que cuenten con los medios necesarios porque ya están jubilados.

Increíblemente, hay criterios que pretenden justificar estos hechos, más aún si tales razonamientos provienen de hombres ilustres como el filósofo argentino José Ingenieros, que en su obra El hombre mediocre, dice, por ejemplo, “vejez y mediocridad suelen ser desdichas paralelas”, suponiendo con ello que al llegar a la vejez, inevitablemente, comenzamos todos a ser mediocres. O en estas otras sentencias: “La vejez mediocriza a todo hombre; más tarde la decrepitud inferioriza al viejo ya mediocre”. “El avaro a más de aferrarse a lo que tiene, se desespera por tener más; y es más miserable cuanto más tiene, inclusive renunciando a la dignidad y al bienestar”. “Ningún viejo admite que su inteligencia haya disminuido”. Respecto a estas frases, espero estar equivocado, porque conozco muchos viejos que no pierden ni su respetabilidad, ni su capacidad intelectual, porque de ellos tengo mucho que aprender.

Iván Escobar Cisneros