Cartas de lectores: Recuerdos de mi niñez
Era una vida de hogar, teníamos en casa visitas de la familia y amigos
Los paseos eran con mis padres y hermanos: ir al parque Washington, bordeado por el estero Salado, disfrutar de sus aguas cristalinas, caminar, ver bañistas, servirnos ostiones en el lugar. Muy cerca estaba el American Park. En las noches, ciertos días de la semana había retretas en el parque Centenario. También era frecuente ir al parque Seminario, a su hermosa pérgola; sus asientos nos invitaban a sentarnos.
En el Malecón, las aguas del río Guayas eran cristalinas. Mi padre nos inculcó el amor a Guayaquil. En aquellos años había fotógrafos que con sus cámaras nos tomaban una fotografía que era entregada luego de pocos minutos. Existía como medio de transporte el tranvía, había respeto y orden, para caminar con seguridad. Los inviernos eran fuertes, había tempestad con truenos y rayos; mi madre tapaba los espejos de la sala pues la luz se reflejaba en ellos. Yo era más nerviosa que mi hermano, cuando había truenos fuertes, sin pensarlo me resguardaba bajo la mesa del comedor. Mi padre nos tuvo mayor pero no lo sentimos así, nos inculcó buenos modales, civismo.
Nuestro desempeño como estudiantes tenía que ser el mejor. En época de viento nos complacía al hacernos él mismo cometas, por lo general en las noches, sobre la mesa del comedor. Una vez terminadas, en el día nos enseñaba cómo hacerlas volar. Era una vida de hogar, teníamos en casa visitas de la familia y amigos. Era frecuente ver los desfiles frente a la Zona Militar en la casa de su buen amigo, el Dr. del Pozo y familia.
Laura Gómez Serrano