Cartas de lectores: Los renglones torcidos de las mentes dogmatizadas

Cuando se retuercen y estrujan las leyes, se malinterpretan actos y dictámenes para favorecer ciertas preferencias

El razonamiento correcto cumple con las leyes y procura el bien general, el de la sociedad, y colabora con su progreso; no así si sus dirigentes políticos actúan en función de intereses económicos, grupales o dogmáticos. Los dogmáticos no tienen empacho en retorcer, a conveniencia, leyes y criterios, orientándolos siempre en la dirección de sus creencias, afinidades, conveniencias. Por ejemplo, un expresidente de Ecuador que tiene afinidad política con Nicolás Maduro, expresa con un entusiasmo propio del fanatismo, que lo reconoce y que si su candidata a la presidencia de la República gana las elecciones, también va a reconocerlo como presidente legítimo de Venezuela. Es insólito que para minimizar el reclamo de la oposición de ese país, que sostiene que Edmundo González ganó las elecciones, la conmina a presentar las actas, olvidando, torcidamente, que Maduro y sus partidarios no presentaron actas y al declarar #oficialmente triunfador a Maduro, no sustentaron su proclama con la exhibición de actas, tal como la Legislación de Venezuela exige. En Ecuador, un grupo de consejeros del CPCCS hacen una interpretación antojadiza de un dictamen de la Corte Constitucional, para deshacer un nombramiento e imponer otro que fue suspendido a su debido tiempo por la justicia. Con esta resolución se demostró que un organismo que fue ideado para ser un ente apolítico, una herramienta usada con intenciones políticas a disposición de sus mayorías, contrario a la ley que lo creó y que debe desaparecer; no es más que un disfraz para imponer voluntades tendenciosas de grupos políticos. Igualmente, una asambleísta sostiene en sus redes sociales que el presidente de Ecuador no fue invitado a la posesión del presidente de EE.UU. y al día siguiente dice que sí estuvo en la posesión y no hizo nada en favor de los migrantes ecuatorianos frente a la voluntad del presidente Trump de deportarlos. Torcedura evidente de criterios al vaivén de circunstancias, no verdaderas convicciones. Cuando se retuercen y estrujan las leyes, se malinterpretan actos y dictámenes para favorecer ciertas preferencias, estamos frente a dogmatismos no ideológicos ni religiosos, sino de conveniencia. Retuercen las mentes al extremo de endiosar personas, defender verdades impuestas y dejar de razonar para adoptar razonamientos ajenos: esto degrada a las personas al nivel de meros autómatas, ejecutores de ideas ajenas, masas de carne sin cerebro.

José M. Jalil Haas