Cartas de lectores | Rostros en Navidad

Navidad es tiempo de reflexión y encuentro con nosotros mismos

Niños callejeros durmiendo sobre un cartón, violados, ultrajados sin amor; jóvenes sin la oportunidad de un estudio, sin empleo, sin ilusión; campesinos privados de sus tierras; ancianos tirados en las calles con frío, soledad; madres que por su avanzada edad perdieron su horizonte, olvidadas; políticos que en estas fechas sacan a relucir su afecto y cariño (hipocresía); seres metalizados que a cambio del confort material sacrifican la familia; rostros que esperan de ti, una sonrisa, un gesto de amor, solidaridad, para convertirse en tu Navidad.

Navidad es un día lleno de alegría y amor para el mundo cristiano por el recuerdo que nos trae el nacimiento de Jesús. La escena de Navidad es el símbolo vivo de la eterna alianza entre el cielo y la tierra, entre los animales y el hombre, entre los hombres y Dios. El niño nace en un pesebre de Belén, su cuna fue la paja que utilizaban para comer y reposar los animales del establo. Es así como San Francisco, basado en este episodio bíblico de humildad y sencillez, llevó a cabo el primer pesebre de la tradición navideña.

Navidad es tiempo de reflexión y encuentro con nosotros mismos, con nuestro salvador. En nuestros días, la conciencia humana, materializada al extremo, solo ve en Navidad el momento propicio para dar y recibir regalos, tomar el mejor vino y comida, y convertirse en espectador de la comedia en la que pueden actuar los privilegiados. Hoy se vive una farsa con sabor a compromiso; nos han convencido de que el amor se muestra con dinero, con obsequios. Una Navidad no se resuelve con regalar caramelos a los niños pobres; se manifiesta cuando logramos un encuentro con nosotros mismos, cuando hacemos un espacio para encontrar la fuente del amor y la felicidad en nuestro corazón, cuando somos capaces de perdonar a quien nos ofendió; de olvidar rencores del pasado, de abrigar al más humilde; cuando obramos con justicia y rectitud en lo que hacemos; cuando trabajamos honestamente por el bienestar de nuestras familias nuestra patria.

Que esta Navidad nuestra estrella de Belén sea la generosidad, que con su fulgor nos lleva a sentir la presencia divina en nuestros corazones. Jesús nace donde hay un corazón cálido lleno de amor; nace en mí, nace en ti, nace donde hay verdadera comprensión.

Navidad es fiesta de paz y amor, de unidad familiar.

Sara María Garaicoa Granizo