Cartas de lectores: La solidaridad femenina no se siente

Se percibe un odio a su compañera de binomio. Una persona llena de intolerancia, rencor y revanchismo

Verónica Abad, vicepresidenta de Ecuador, tuvo un momento de gloria cuando un sector mayoritario de electores les dio su respaldo a ella y su binomio, Daniel Noboa, presidente. Su aureola brilló como el relámpago; su compañero de fórmula consideró que lo incomodaba su presencia, que le fue útil en la sierra central, pues le recordaba su doble rasero cuando pactó con quienes atacaba en campaña. Él no toleró crítica de sus empleados subalternos y así concibió a Verónica; en clara actitud de despotismo la alejó del país. La telenovela política no previó en su gestión que en su megalomanía de poder en busca de la reelección tiene que, ante la licencia obligada como candidato se ha formado un galimatías para encontrar la causal constitucional que impida la asunción transitoria de Abad a la Presidencia. Son de dominio público los ataques y calificativos del Ejecutivo y los aduladores y oportunistas para inhabilitarla y escarnecerla en un ataque sistemático y despiadado. Mi padre decía: “no esperes flores de tu enemigo”. El mandatario la ha declarado enemiga. Y las mujeres de esta nación que sufre feminicidios permanentes y cuya estadística va creciendo, hacen ‘mutis por el foro’.

Se percibe un odio a su compañera de binomio. Una persona llena de intolerancia, rencor y revanchismo, ¿podrá ser el conductor de una nación? ¿Las congéneres de Abad premiaran a Noboa en las próximas elecciones dándole sus votos? En este país del absurdo todo es posible.

Lenin Manuel Moreira Moreira