Cartas de lectores | Soltar para avanzar

Nos aferramos a recuerdos, personas que se han ido, proyectos fallidos

A lo largo de la vida guardamos recuerdos, emociones, relaciones, miedos y/o secretos que con el tiempo pueden volverse un peso difícil de llevar. Nos aferramos a personas, situaciones y pensamientos creyendo que forman parte de nuestra identidad o por temer lo desconocido. El desapego no es olvidar ni despreciar lo vivido, ni indiferencia o falta de amor; es un acto de amor propio, un proceso de aceptación para cerrar ciclos y abrirnos a nuevas oportunidades, a mirar hacia adelante sin arrastrar cargas innecesarias; aferrarse a lo que ya no tiene lugar en nuestro presente solo genera sufrimiento y estrés. ¿Por qué nos cuesta soltar? Por miedo a la incertidumbre, a estar solos, a equivocarnos. Influye el apego a la seguridad, a lo conocido, aun sabiendo que ya no nos hace bien: lugares, trabajos o relaciones que nos lastiman. Sin embargo, lo que no cambiamos por decisión propia, la vida muchas veces se encarga de hacerlo. Otra razón es la nostalgia. Nos aferramos a recuerdos, personas que se han ido, proyectos fallidos. Pero vivir en el pasado nos impide disfrutar el presente y construir el futuro que queremos. Cuando soltamos, nos damos la oportunidad de crecer. Nos liberamos de lo que ya no nos nutre y hacemos espacio para lo nuevo. No todas las personas están destinadas a acompañarnos para siempre, unas llegan para enseñarnos, otras para compartir un tiempo; no todas permanecerán. Aceptarlo ayuda a soltar resentimientos y a valorar cada encuentro. Muchas veces sufrimos porque la realidad no coincide con lo que esperábamos; aceptar que no todo está bajo control y que la vida nos sorprende de formas inesperadas ayuda a vivir con más paz. En lo material, vale reflexionar sobre cuánto de lo que guardamos está ligado a emociones del pasado. Las creencias limitantes: “no soy capaz”, “es demasiado tarde”, “es difícil”, nos atan. Nuestra mente toma nota de lo que le decimos, pensamos, sentimos y creemos. Cambiar estas frases por pensamientos más amables con nosotros mismos es un gran paso hacia la verdadera libertad. Si queremos empezar a practicar el desapego, preguntémonos si aquello a lo que nos aferramos nos hace bien o solo nos da miedo soltarlo. Seamos agradecidos a diario por todo lo vivido, incluso lo difícil; ha sido aprendizaje. Agradecer ayuda a dejar ir sin rencor. Soltar no es un proceso instantáneo, empiece con lo más sencillo. Soltar no es perder, es ganar ligereza, abrir espacio para lo que nos hace bien.

Teresita Sandoval