Cartas de lectores: Temas que la comunidad internacional prefiere ignorar
Sufrimiento de civiles y la continua falta de un Estado palestino independiente son temas que la comunidad prefiere ignorar
Para muchos en Occidente, Hezbolá es un grupo terrorista. Sin embargo, en Líbano y gran parte del mundo árabe es considerado un movimiento de resistencia legítimo que defiende la soberanía de su país. Cuando Israel invadió el sur de Líbano en 1982, surgió como respuesta a la ocupación, organizando una resistencia armada que en 2000 forzó la retirada de las tropas israelíes. No es un grupo de ataque sin fundamento, es una organización que desde sus inicios se dedicó a defender su territorio de la ocupación extranjera, ganando el apoyo de una parte significativa de la población libanesa. Uno de los aspectos más controvertidos del conflicto es el papel de EE.UU. y su influencia sobre el ejército libanés, pues por décadas ha sido su principal proveedor de armamento. Pero el apoyo ha sido limitado y controlado, asegurándose de que armas y recursos no sean lo suficientemente avanzados como para representar una verdadera amenaza a Israel. Esta política ha dejado a Líbano con un ejército que en gran medida depende de EE.UU., sin capacidad para defenderse eficazmente de Israel o intervenir con autoridad en la frontera sur del país. Esto explica por qué el enfrentamiento directo con Israel no es llevado a cabo por el ejército libanés, sino por Hezbolá, única fuerza capaz de actuar como contrapeso en el sur del país. Para muchos libaneses es la única fuerza de resistencia efectiva. La resistencia contra una ocupación suele ser vista como legítima cuando es realizada por aliados de Occidente; cuando se trata de la lucha de pueblos como el palestino o libanés contra Israel, la narrativa cambia. EE.UU. y otros países occidentales han calificado a estos grupos de “terroristas” para justificar su respaldo a Israel, reforzando su supremacía en la región. Las acciones de Hezbolá y otros grupos de resistencia son, para sus seguidores y para muchos en la región, la respuesta a décadas de ocupación, humillación y violencia impuesta por fuerzas extranjeras. Mientras tanto, el sufrimiento de civiles y la continua falta de un Estado palestino independiente siguen siendo temas que la comunidad internacional prefiere ignorar o minimizar.
Elías Faour