Cartas de lectores | Una vez que las aguas se han calmado
Un Ecuador sumido en una politiquería manifiesta, corrupción a todo nivel, una delincuencia en su máxima expresión...
La página brillante de la selección del Ecuador frente a la de Argentina en la Copa América, marcó un hecho realmente histórico. ¿Por qué digo histórico? Porque según los entendidos “les pasamos por encima”. Nuestros muchachos superaron las expectativas y por esas cosas que tiene el fútbol no logramos la clasificación a cuartos de final. Sobre esa base, me permito puntualizar lo siguiente: Enner Valencia en el primer partido ante Venezuela cometió un craso error y fue expulsado. En aquel instante se malogró lo planificado por el cuerpo técnico. Hasta el momento de la expulsión e incluso luego, nuestro equipo estaba demostrando superioridad en el campo de juego. Contra Argentina, Enner insistió en ser protagonista y falló un penalti, dando al traste con nuestras aspiraciones.
En EXPRESO del 6 de julio, Esteban Michelena con respecto al partido con Argentina dijo: “Ganamos todo… menos el partido”. Acertado comentario; no debemos olvidar que a la postre lo que importa es ganar los partidos cueste lo que cueste y no conformarnos únicamente con pasar por encima a la mejor selección del mundo.
Ecuador le acaba de hacer un favor enorme a la selección gaucha, ya que le hizo poner los pies sobre la tierra y reflexionar que hay rivales aparentemente chicos que le pueden aguar la fiesta.
Ecuador tiene un gran futuro futbolístico, considerando que cuenta con jugadores jóvenes que juegan incluso en el exterior. Lástima que la FEF al dar por terminado el contrato con el técnico Félix Sánchez ha interrumpido abruptamente un proceso.
El nuevo técnico de la selección debe evidenciar un perfil acorde con nuestras genuinas aspiraciones; esto es: conocer el medio y al futbolista ecuatoriano; ser un ganador; priorizar lo futbolístico antes que lo económico; demostrar un liderazgo que consiga que todos los involucrados lo sigan y más que nada respeten.
La FEF, los jugadores y cuerpo técnico no deben olvidar que nuestros corazones laten intensamente por la selección de fútbol, la que nos une incluso por encima de las diferencias regionales.
Un Ecuador sumido en una politiquería manifiesta, corrupción a todo nivel, una delincuencia en su máxima expresión, se relaja con sus triunfos, los que a no dudarlo nos merecemos.
Efraín Flores Batalla