Cartas de lectores | ¿Cuántos vicepresidentes podría tener el Ecuador?
La estrategia de Noboa parece inspirarse en tácticas utilizadas por líderes como Trump, Milei y Bukele
La figura del vicepresidente de la República ha sido históricamente un comodín en el juego del poder. El presidente Daniel Noboa ha llevado esta dinámica a un nuevo nivel de complejidad y controversia al designar a Cynthia Gellibert presidenta encargada durante su ausencia para la campaña electoral. La Constitución es clara en su art. 146: “en ausencia temporal del presidente es el vicepresidente quien debe asumir las funciones presidenciales”. No obstante de lo anterior, el señor Noboa ha optado por una interpretación creativa de esta disposición, argumentando “fuerza mayor” para justificar su decisión de dejar a un lado a la vicepresidente Abad por no haber acatado la función delegada a ella, configurándose a criterio del Gobierno una ausencia temporal de su cargo como vicepresidente. La reacción de Abad: en rueda de prensa denunció lo que ella considera un “golpe de Estado” orquestado para impedirle ejercer sus funciones constitucionales, presentando para tal efecto acciones legales para anular los decretos ejecutivos que designan a Gellibert, argumentando que se está violando el orden constitucional y que se busca desplazarla injustamente de su cargo. La Asamblea también ha mostrado su descontento; su secretario devolvió a Noboa el oficio con el que explicaba el Decreto Ejecutivo 500, advirtiendo que solo reconocerá a Abad como presidenta encargada en ausencia del mandatario y subrayando la preocupación de que las acciones de Noboa puedan sentar un precedente peligroso para la institucionalidad del país. La estrategia de Noboa parece inspirarse en tácticas utilizadas por líderes como Trump, Milei y Bukele, quienes han desafiado las normas establecidas para consolidar su legal mandato y avanzar en sus agendas políticas. En otros contextos estas maniobras han sido vistas como muestras de liderazgo fuerte; considero que son muy necesarias en nuestro país, pero aquí han generado una crisis institucional que ha sido utilizadas por la oposición y también por los contrarios al régimen. La política requiere en ocasiones de decisiones audaces y fuera de lo común, sin embargo, se corre el riesgo de que los aventureros y oportunistas de siempre intenten desestabilizar un gobierno legalmente constituido y qué, a mi parecer, está haciendo lo adecuado por salir adelante como país. La situación pone de relieve la fragilidad de las instituciones y la necesidad de vigilancia constante para asegurar que el poder se ejerza con respeto a las normas establecidas.
Francesco Aycart C.