Cartas de lectores | La violencia política ya se respira en el aire
No necesitamos más insultos, gritos, ofensas, desconcierto
Vivimos tiempos de profunda división y apasionamiento político que nos alejan del entendimiento mutuo. En un país marcado por la desigualdad y la injusticia, la polarización crece como bola de nieve que oscurece el debate democrático. Al igual que en tiempos pasados, las discusiones políticas se han transformado en discursos de agresión, donde nunca se busca el entendimiento, sino el exterminio del adversario. Las redes sociales son un foro donde se libra esta guerra moderna, con lenguaje agudo que cala profundo y divide más a la sociedad, arrastrándola a una espiral de enfrentamiento sin retorno. La inmediatez con que se difunden los mensajes, la velocidad del juicio y las opiniones vertidas sin mesura construyen una realidad en la que el otro no es un rival a derrotar. Las agresiones verbales, calumnias, descalificaciones lanzadas como dardos envenenados, configuran un escenario político peligroso por sus efectos inmediatos, que erosiona la confianza social. A cerca de tres meses de las elecciones, la violencia política ya se respira en el aire, en cada intervención cargada de odio, en cada amenaza lanzada o en redes sociales. Cerrar las puertas a la libertad de expresión es como tratar de apagar el fuego con gasolina. Es imprescindible que los líderes y dirigentes políticos dejen de lado el uso de la violencia simbólica que se expresa en palabras de odio y construyan un discurso más incluyente, capaz de pensar en el bien común, no solo en ambiciones personales y del grupo al que pertenecen. No necesitamos más insultos, gritos, ofensas, desconcierto; sino debates, escuchar cómo solucionarán los graves problemas que padecemos. Es imperativo fortalecer lazos de educación cívica para que los ciudadanos comprendan el valor de la democracia, el respeto a las instituciones y la importancia de la participación bien informada. Está en nuestros líderes que avancemos hacia el desarrollo o seguir anclados en la postración que nos tienen. Señores candidatos, la palabra debe ser luz, no fuego, para guiar a Ecuador al progreso y una convivencia armoniosa. ¡Es urgente reflexionar y reconocer las diferencias para sanar las heridas, como parte de un sueño común!
Mario Vargas Ochoa