Cartas de lectores | La viuda
Los sábados recoge flores de los jardines de la casa playera de los ‘blancos’
Camina muy seguido por la playa de Punta Carnero y Mar bravo. Aunque vive en Anconcito, no se cansa de caminar por estos parajes. Viste de luto total, se cubre el rostro con velo negro y sus piernas con medias de nailon del mismo color. Es joven y bonita. A veces lleva a un niño de unos siete años de su mano. Solo ella sabe que su esposo pescador está preso en una cárcel de Centroamérica. Lo agarraron en aguas internacionales haciendo ‘una vuelta’ por encargo de una banda. Para ella y su hijo su marido murió en faenas de pesca y espera que el mar lo arroje algún día para darle cristiana sepultura. En ocasiones llora y ríe su desventura. En el barrio La esperanza se reúne con otras féminas del puerto pesquero que corren la misma suerte, hacen bingo y cruzada para ayudarse entre sí en la crianza de los niños huérfanos. Los sábados recoge flores de los jardines de la casa playera de los ‘blancos’. Junta ramos de peregrinas, chavelas y geranios. Luego los lanza con fuerza al mar. Ya no lo espera, no está desaparecido, para ella murió. Si un día vuelve ya no habrá amor, lo mató el tiempo, ...y la distancia.
Evelio Patricio Reyes Tipán