Cartas | Mayor control a las recicladoras de metales, plásticos y vidrio
Algo hay que hacer, para evitar tantos perjuicios que la permisividad y complicidad de unos pocos ocasiona
Todos los días, en muchas barriadas del país, en especial de Guayaquil, miles de ciudadanos quedamos sin servicio telefónico o internet por el robo de cables externos; nos exponemos a caer al piso o en hoyos porque alguien se apoderó de las tapas y rejas de las alcantarillas; sufrimos la destrucción de estructuras de metal y vidrio de los paraderos de buses; vemos desaparecer las barandas metálicas y los techos plásticos de los pasos peatonales elevados; y roban los tornillos de bronce que aseguran las tapas de medidores de agua potable de las casas. Los autores de estos robos son los ‘chamberos’, buscando unos centavos para su vicio, siendo los dueños de las recicladoras sus auspiciantes, pues compran esos materiales a sabiendas de su origen ilícito. Para completar el ciclo perverso, cuentan con complicidad de autoridades de policía, que no ejercen control sobre las recicladoras. Tenemos un problema que podría ser solucionado si hubiera la decisión de hacerlo, como propone Celia Cruz cuando dice: “Songo le dio a Borondongo, Borondongo le dio a Bernabé, Bernabé le pegó a Muchilanga, le echó a Burundanga, le hinchan los pies, Monina…”. Las intendencias de Policía podrían clausurar a las recicladoras perniciosas; las calificadas dejarían de comprar productos robados; los chamberos, sin comprador, dejarían de robar los materiales citados y la ciudadanía dejaría de sufrir tanto perjuicio. Algo hay que hacer, y con urgencia, para evitar tantos perjuicios que la permisividad y complicidad de unos pocos ocasiona a la mayoría de la población.
Teófilo Villón Barros