Cartas: Resistencia civil guayaquileña y nacional a obra a través de Cerro Blanco
La sociedad guayaquileña históricamente fue excluida
Siguiendo con el análisis del artículo de R. Passailaigue: aparentemente, sociedad y civilización son dos cosas, una definición que vale analizar, porque puede tener razón en el sentido de que la ‘civilización’ fue impuesta desde poderes omnímodos invisibles, como la monarquía española o ahora las transnacionales sin patria. La sociedad guayaquileña históricamente fue excluida, pero felizmente, en los ahora nuevos tiempos, la sociedad civil toma posturas cada vez más amplias en cuanto al ‘desarrollo’ que el pueblo realmente quiere. Así, la realidad global contemporánea, incluida europea y norteamericana, demuestra que se ha magnificado la participación de la sociedad civil en su convivencia con la naturaleza y el ambiente, rechazando el saqueo destructor por parte de la gran industria. Hay innumerables denuncias sobre la falta de respeto de la civilización reinante en relación con obras de infraestructura que lamentablemente no “toman las medidas modernas de construcción y protección”, pues la resistencia de la sociedad civil guayaquileña y nacional a una obra conceptuada a través del histórico y biodiverso Cerro Blanco no es ningún capricho sino la defensa de la calidad ambiental sistemáticamente destruida por la civilización neocolonial. Para concluir, el artículo de R. Passailaigue entra en otra contradicción al diferenciar la protección del ambiente “sin sacrificar el bienestar del ser humano”, como si fueran dos aspectos separados, ya que proteger el ambiente es bienestar humano.
Federico Koelle D.