El cataclismo político que viene requiere enfoque interdisciplinario
Actuemos ya, caso contrario en algún momento veremos arder esta nación
Desde ya vemos que se están creando entornos altamente polarizados a medida que se acercan las elecciones. Este cataclismo político que se visualiza requiere un enfoque interdisciplinario que involucre a múltiples actores, desde la empresa privada, hasta organizaciones políticas, organizaciones de la sociedad civil y los ciudadanos mismos.
La oposición en la Asamblea Nacional debe dejar de lado las banderas de mendicidad de votos y martirio político y exigir reformas electorales para fortalecer los procesos, mejorar las transparencia y establecer controles estrictos, para así crear oportunidades que no permitan la estafa al soberano. Por ejemplo, demandar auditorías imparciales y exhaustivas por parte de observadores nacionales e internacionales para detectar y disuadir el fraude.
Promover programas de educación cívica para concientizar a los ciudadanos sobre la importancia de que se den elecciones soberanas y justas; a su vez, capacitarlos para identificar y denunciar prácticas fraudulentas.
Se debe involucrar a organizaciones de la sociedad civil, grupos comunitarios y observadores independientes en el monitoreo y supervisión de los procesos electorales; establecer sanciones legales severas y mecanismos de aplicación sólidos para disuadir y castigar el fraude electoral.
La lucha contra el fraude es fundamental para preservar la voluntad del pueblo y que esta se refleje finalmente en los resultados de los comicios; pero se requiere de un compromiso firme para construir un sistema electoral transparente, justo y confiable.
Si se atenta contra la rendición de cuentas con la ausencia de mecanismos sólidos que permitan transparentar los procesos electorales, y a ello se suma la incapacidad de establecer sanciones efectivas para los infractores, se da vía libre a un posible fraude electoral.
Actuemos ya, caso contrario en algún momento veremos arder esta nación en los infiernos del poder absoluto de la corrupción e impunidad, como acontece en nuestro hermano país de Venezuela. ¡Ojalá no!
Mario Vargas Ochoa