Combatir a terroristas y apoyar a sus operadores políticos, un contrasentido
Sería un contrasentido que el presidente combata a los narcoterroristas y delincuentes, y apoye a uno de los tentáculos de esos grupos
En medio de la guerra interna que el presidente Noboa decretó a los narcoterroristas surgen acciones alineadas con estas bandas de delincuentes que han penetrado a la justicia y al sector político. El caso Metástasis lo deja entrever, y con mayor claridad, las acciones que jueces y un grupo de asambleístas han resuelto y asumen. La Corte Constitucional con mucho retraso ha señalado las ilícitas resoluciones de jueces que han otorgado libertad a delincuentes sentenciados, incluso con dos sentencias ejecutoriadas, como el caso de Glas. Pero lo que llama más la atención es que el presidente haga ‘mutis’ por el foro y apoye con los votos de su movimiento ADN a quienes impulsan leyes y defenestran a funcionarios para alcanzar la impunidad del prófugo mayor, su séquito y delincuentes de toda ralea. Lo que se pretende introducir bajo el pretexto de reformar el COIP, se puede colegir, es uno de los tentáculos de los grupos a los que combate el presidente, habrá que ver cómo lo resuelve. Pero al hacerles el juego con la destitución del vocal del Consejo de la Judicatura, ¿qué podemos esperar? El país aspira a que no alimente poder en quienes pretenden, inexplicablemente, sin falta alguna, llevar a juicio político a la fiscal del Estado, mujer valiente, digna y patriota. Si lo hace se cerraría nuevamente ese círculo perverso que ha originado la alteración de la paz en el país. Sería un contrasentido que el presidente combata a los narcoterroristas y delincuentes, y apoye a uno de los tentáculos de esos grupos que, resultarían ser, sus operadores políticos en la Asamblea.
Orlando Murillo Carvache