Cumplamos el cometido de Fernando Villavicencio
Le debemos a su memoria y a la integridad del país, continuar con su impostergable cometido
El vil asesinato de Fernando Villavicencio, también ha herido profundamente al Ecuador y a quienes confiábamos en su liderazgo y admirábamos su temeraria valentía. Fue siempre frontal en el combate a la corrupción enquistada en el país, pues mediante sus investigaciones periodísticas desenmascaró e hizo posible el encarcelamiento de algunos delincuentes de cuello blanco (faltan el capo mayor y otros ‘angelitos’, prófugos) que brotaron como hongos durante la nefasta década correísta, época en que se atracaron las arcas del Estado y se permitió el libre ingreso de las mafias del narcotráfico, como sucedió con la albanesa, insólitamente, mediante decreto presidencial.
Su desempeño como presidente de la Comisión de Fiscalización en la Asamblea fue inmejorable. Se batió prácticamente solo contra la jauría de impresentables lacayos de los mafiosos de la política, y siempre resultó triunfante. Más adelante, la Gente Buena del país lo presentó como candidato presidenciable, en reconocimiento a sus capacidades y clara inteligencia para gobernar el país. Fue así que asumió como principal propuesta de campaña el deber patriótico de erradicar las mafias políticas y los cárteles internacionales del narcotráfico, incrustados en las entrañas de nuestra sociedad.
Fernando Villavicencio representaba la más seria alternativa para salvar al país, y pese a las evidentes amenazas de muerte por parte de las mafias, no quiso claudicar en sus propósitos, y menos aún defraudar a sus seguidores; por eso decidió batallar hasta llegar al sacrificio de su propia vida.
Le debemos a su memoria y a la integridad del país, continuar con su impostergable cometido y respaldar con fuerza la tendencia de Gente Buena: defender nuestra nación y el derecho a vivir en paz y libertad.
Leonardo Cueva Piedra