Ecuador y su justicia herida de muerte por los cafres de la política
Estamos inmersos en una crisis general porque quienes han ostentado el poder han obviado las normas constitucionales
Ninguna democracia es perfecta pero como toda construcción humana es perfectible; tiene inconvenientes y fallas pero es el mejor sistema inventado para dirimir conflictos políticos y diferencias ideológicas.
Es preferible una democracia imperfecta que una dictadura perfecta y eso requiere mucha madurez de la clase política, y de cultura política de la sociedad en general. Desafortunadamente, en Ecuador carecemos de las dos, de ahí que vivimos eternamente en crisis política, sin dedicarnos realmente a construir riqueza para solventar los graves problemas sociales que nos aquejan y empobrecen.
El hecho de que los partidos políticos sean todavía dirigidos por caudillos, a la vieja usanza, es muestra del estancamiento democrático al que hemos llegado; constantemente la Constitución recibe ataques desde el mismo poder para destruirla. Así ha pasado con varios gobernantes enamorados del poder, no para resolver la problemática nacional sino para satisfacer sus egos, sus bastardas ambiciones personales y de su grupo.
Eso ha llevado al debilitamiento del Estado de derecho y de la institucionalidad del país, que debería garantizar estabilidad y fortalecimiento democrático, antes que las crisis que vivimos en todos los ámbitos.
Estamos inmersos en una crisis general porque quienes han ostentado el poder a través de los años han obviado las normas constitucionales y las leyes para asegurarse el uso, goce, disfrute y destrucción de la cosa pública en su beneficio personal, familiar y de los grupos a los que pertenecen, sin la menor consideración al soberano (el pueblo) y sin respeto por la Constitución y la legislación del país, al extremo de que la última crisis del gobierno de Lasso y la Asamblea anterior generó una nueva y deleznable crisis en el Poder Judicial, con los casos Metástasis y Purga, que desdicen lo que debería ser ejemplo de independencia y responsabilidad, pues le toca velar por el cumplimiento de las leyes y la impartición equitativa de la justicia. ¡Esto sucede porque se ha narcopolitizado la justicia, muestra más de la sumisión de ese Poder a los vaivenes de cafres y caudillos políticos.
Mario Vargas Ochoa