Cartas de lectores: Esperamos un proceso electoral transparente y confiable
Las instituciones electorales tienen la obligación moral de garantizar la pureza y legitimidad de las elecciones
El 13 de abril se celebrarán las elecciones presidenciales y millones de ecuatorianos estaremos expectantes sobre cómo se desarrollarán y cuáles serán sus resultados. Esperamos que no se repitan los sucesos de las elecciones de la primera vuelta, deseando fervientemente que esta vez se celebren en forma pacífica y transparente y que no haya duda sobre los resultados, independientemente de quién resulte triunfador. La crisis social y económica nos tiene devastados y lo que menos necesitamos es un ambiente de violencia y zozobra que contrarreste esta incipiente recuperación. La transparencia en todo proceso electoral es un factor clave y conlleva la garantía de un resultado incuestionable, que dé legitimidad al ganador y a las instituciones electorales que lo condujeron. Para ello es vital que los órganos de control actúen imparcial y equilibradamente, sin inclinarse a favor de ninguno de los finalistas, independientemente de sus inclinaciones personales. De lo contrario, la duda sobre los resultados prevalecerán y se repetirán las acusaciones de fraude como justificativos para salir a las calles, con enfrentamientos entre ecuatorianos. Las instituciones electorales tienen la obligación moral de garantizar la pureza y legitimidad de las elecciones, y deben actuar con profesionalismo y honestidad, requisitos indispensables para cimentar la credibilidad y pensar que tienen que responder a la ciudadanía y a los mejores intereses de la nación.
Los ciudadanos debemos ir a las urnas y emitir un voto inteligente, razonado, pensando en los mejores intereses del país. Para esto hay que dedicar un espacio de tiempo para obtener información básica y profunda de los candidatos. Los políticos en campaña ofrecen cielo y tierra con tal de salir triunfadores; dicen que van a enfrentar a la delincuencia, a combatir la corrupción, a generar empleos; que la educación y la salud serán su prioridad, que acabarán con la impunidad, etc., sin ninguna intención de cumplir. Una vez electos, los electores pasamos a segundo plano. Los ecuatorianos debemos proponernos ser promotores de los cambios positivos que requiere la patria, no meros espectadores.
Mario Vargas Ochoa