Guerra de Ucrania

Es hora ya de buscar la paz como lo pide el papa Francisco, y que termine esta guerra antes de que lamentemos situaciones peores.

A través de la historia de la humanidad, el pueblo llano, al que no le interesa ideologías, ni política, ni el poder ostentado por camarillas que lo gobiernan, ha sido llevado con falso patriotismo o con la fuerza de las leyes, hacia guerras en las cuales han muerto miles de hombres, mujeres, niños y ancianos. Al final no han existido triunfadores sino pérdidas enormes que no han servido de ejemplo para el futuro. Hoy vivimos los estragos de la guerra entre Ucrania y Rusia: economía mundial en deterioro, comercio descalabrado, países supeditados a lo que Rusia y Ucrania producen en materia energética padeciendo escasez de combustibles. Las grandes potencias quieren dominar el mundo y comercializan armas apoyando con miles de millones a Ucrania, llevándola a mantener una guerra que los beneficia política y económicamente. La guerra que creímos podía terminar rápidamente, lleva meses, con el peligro de una conflagración que puede llevarnos al principio del fin de la humanidad. Estamos a expensas de gobernantes de naciones poderosas a las cuales les interesa su supremacía, no el bienestar de los pueblos. ¿Qué obtendrán los gobernantes luego de que pase esta guerra, que como toda guerra no tiene una duración perenne? Nada más que un pueblo que llorará a sus muertos y desaparecidos, a sus inválidos, a los niños sin hogar, a los ancianos sin alimentos, a sus ciudades y hogares destruidos. La falsa dignidad quedará para la historia, manchada manchada con la sangre y el sufrimiento de un pueblo. Es hora ya de buscar la paz como lo pide el papa Francisco, y que termine esta guerra antes de que lamentemos situaciones peores.

Rodrigo Herrera Cañar