Los lamentos tardíos y la causa-efecto
No les enseñaron lo que significa causa y efecto
Una de las reglas en el comportamiento humano es tener siempre claro que cualquier acto tendrá un efecto, bueno o malo. Esta comprensión es fundamental para guiar nuestra actividad en cualquier ámbito, y se la inculca tanto en la familia cuanto en la educación a todo nivel. Parece que nuestros políticos, lamentablemente, nunca recibieron esta formación, tan elemental y que predomina en todos los actos de la vida.
Es indispensable que cuando alguien interviene en política tenga muy claro esto, especialmente cuando ocupan algún cargo de responsabilidad, donde tienen la posibilidad de influir para evitar consecuencias negativas en la población, y que se vean abocados a lamentos y llantos teatrales cuando les toca experimentar, en carne propia, la falta de usar esta máxima cuando al ser autoridades no actuaron de manera preventiva. He allí, por ejemplo, la asambleísta Cabezas por la revolución ciudadana: fue gobernadora de Esmeraldas y tuvo la oportunidad de corregir las desigualdades patéticas que se presentan en esa provincia; no se ve que haya hecho alguna cosa para mejorar esas desigualdades. Hoy se ve en la situación penosa de tener alguien allegado que ha sido detenido por pertenecer a alguna banda calificada como terrorista. ¿Su formación (académica y política) no le enseñó a ver la causa y efecto? ¿No fue capaz de vislumbrar el deterioro social de su allegado? Y lo que es peor, que siendo asambleísta no haya podido gestionar una mejora para corregir la distorsión educativa y social para su provincia. Parece una constante en la agrupación política a la que pertenece: no alcanzan a ver que gran parte del problema de seguridad que vive el país se originó en la famosa ciudadanía universal, implementada en el gobierno presidido por ellos, y, que el aumento del tráfico y microtráfico, hoy imperante en el país, se origina también allí. No se percata de que el aumento del consumo local y de la guerra entre bandas, parte del problema de inseguridad, se origina en la creación de una tabla de consumo, sin que se haya definido lugares de expendio autorizados, favoreciendo, abiertamente al tráfico ilegal. No les enseñaron lo que significa causa y efecto. Su llanto, señora Cabezas, debió haberlo derramado antes, cuando fue autoridad provincial y tuvo la oportunidad de informarse del deplorable estado de Esmeraldas en lo que respecta a oportunidades, a niveles de educación, a crear oportunidades, etc.
Ing. José M. Jalil Haas