Metamorfosis que socava los derechos de los jubilados de la Universidad de Guayaquil
Los jubilados estamos en condiciones infrahumanas por no tener cómo adquirir medicinas para aliviar nuestros males
La Universidad de Guayaquil está atravesando momentos críticos y ruidosos que deshonran su grandeza académica, su bien ganada reputación, pudor y honradez. Las últimas autoridades han opacado su desempeño académico, cultural y económico. Las denuncias de docentes, jubilados y estudiantes atestan los escritorios de los funcionarios del CES, Ceaces, miembros de comisiones de la Asamblea Nacional, Fiscalía, juzgados, etc., exponiendo las atrocidades que se han cometido y se efectúan actualmente por parte de las autoridades y compañía de la Universidad de Guayaquil.
Los jubilados de la UG, docentes, administrativos y trabajadores en general, estamos incluidos en los desaciertos y abusos del anterior rector, Roberto Pasailaigue, y del actual rector, Francisco Morán Peña, quienes se burlan de la ley, vulnerando nuestros derechos constitucionales:
Primero, liquidaron de forma ilegal e inmoral el bono por compensación económica de los servidores del Alma Máter con valores ínfimos que iban entre 12,000.00 a 25,000.00 USD, cuando deberíamos recibir, acorde a la Constitución Política del Estado y la Losep, 52,000.00 USD. Estas normas jurídicas se aplican en todas las universidades públicas del país.
Segundo, los docentes, administrativos y trabajadores en general clamamos justicia ante las autoridades competentes, ya que nos encontramos en absoluta indefensión. Todos los servidores universitarios hemos trabajado por más de 25 años al servicio de la UG, acogiéndonos a la jubilación y, por mandato constitucional, a la jubilación complementaria determinada por la Corte Constitucional de Justicia. Por tal razón, el Tribunal de lo Contencioso Administrativo (TCA) acogió el efecto “inter comunis” y dispuso: “Que la Universidad de Guayaquil proceda al pago inmediato de los referidos beneficiarios del efecto ‘inter comunis’, quienes justifican documentadamente su condición” para hacerse acreedores de dicho efecto.
Los jubilados estamos en condiciones infrahumanas por no tener cómo adquirir medicinas para aliviar nuestros males, muchos de ellos catastróficos. Exijan al rector indolente de la UG, Francisco Morán Peña, que cumpla con la ley, o espera que haya más jubilados fallecidos. .
MSc. Juan Marín Larreta