¿Qué tal si es al revés?
Nuestra población indígena es apenas 7 % y parte de ellos -bajo órdenes de sus acaudalado$ dirigentes atrasa-pueblos-, tienen caotizado al país. ¿Qué tal si en vez de ellos fueran otros “grupos étnicos” que conforman la abrumadora mayoría restante del país (93 %), los que cierren con piedras, palos y llantas las carreteras de sus comunas en el altiplano y quemen todo lo que se les cruce al paso de su propiedad privada? ¿Qué tal si blancos, negros, cholos, mestizos y montuvios secuestran a sus gendarmes, los arrastran, ortigan y bañan con agua helada; se roban su ganado, destruyen sus parcelas y huertos e incendian todo lo que van encontrando? ¿Qué tal si estas etnias mayoritarias van a imponerles sus leyes, costumbres e idioma, el castellano? Sería terrible, deplorable. A eso se exponen los irresponsables antipatrias que van convenientemente a otros lugares a destruir la res pública y privada, en franca violación de normas que rigen nuestro Estado de derecho. Es hora también de investigar a quienes los financian local e internacionalmente tan generosamente para poder mantener por largo tiempo esa gigantesca maquinaria bélica; ya se ha vuelto costumbre destruir a su antojo nuestro país. Toca urgentemente pararles el carro a esos privilegiados ‘ancestrales’ y hacerles entender que no es la manera correcta de imponernos sus tercermundistas caprichos. A dichos asalariados delincuentes comunes es indispensable aplicarles todo el peso de la ley, ya que han confundido protesta social pacífica con vandalismo anárquico desenfrenado y terrorismo en su máxima expresión, tal como sucedió el Octubre Negro de 2019.
César E. Benítez Jiménez