Sería traición a la memoria de los buenos

La misma que nos legaron los padres de nuestra patria, regada con la sangre de Martí en Dos Ríos y de Maceo en San Pedro

Lamentablemente, entre los más de 2 millones de cubanos regados por el mundo hay una corriente perdonadora que propone la aberración de “borrón y cuenta nueva”. A esos cubanos les pregunto: ¿quiénes son ustedes para perdonar los agravios cometidos contra otros? ¿Cómo podrá prosperar nuestra futura nación si no castigamos a los delincuentes que la destruyeron? ¿Cuántos los imitarían si no castigamos a esos delincuentes? Y si ignoraran estas preguntas los pondría a hablar durante cinco minutos con las madres, las esposas, los hijos y los hermanos de Frank País, Pedro Luís Boitel, Porfirio Remberto Ramírez, Virgilio Campanería, Vicente Méndez, Mario de la Peña y tantos otros que harían interminable esta lista; pero todos los cuales merecen nuestra más profunda devoción. Perdonar a los malos sería traicionar la memoria de los buenos. Yo no quiero una libertad comprometida con la maldad, quiero una libertad altiva como nuestras palmas y limpia como nuestro cielo. La misma que nos legaron los padres de nuestra patria, regada con la sangre de Martí en Dos Ríos y de Maceo en San Pedro.

Alfredo Cepero