Cartas de lectores: Dólar para rato

Es cierto que su moneda le otorga ventajas a EE.UU., pero también implica costos

El debate sobre la supremacía del dólar no se basa en una cualidad inherente a dicha moneda sino en factores complejos. Intentos de desafiar este dominio pueden ser legítimos, pero no todos inocentes; algunos buscan eludir sanciones o alterar el sistema internacional, lo que podría generar riesgos financieros. El presidente electo de EE. UU., Donald Trump, advirtió a los BRICS sobre aranceles si persisten en sus esfuerzos para reemplazar el dólar. Además, el Pentágono ha estado simulando escenarios de guerras de divisas desde 2009. La razón por la que países como Rusia, China o India no pueden reemplazar al dólar radica en la confianza en la economía estadounidense. Los mercados globales confían en la capacidad de la FED y sus instituciones para manejar inflaciones y recesiones, lo que otros países no logran igualar. China ha optado por una economía exportadora en vez de fomentar el consumo interno, generando distorsiones como la de un yuan devaluado. Esta confianza, sumada a la alta productividad de EE. UU., ha hecho que la prevalencia del dólar sea una evolución lógica, más que un fenómeno aleatorio. Esta supremacía está respaldada por más de siglo y medio de historia, desde el patrón oro hasta los intentos de ajustarlo en eventos inflacionarios y de recesión. Aunque el oro sigue siendo un valor refugio, el regreso a ese patrón es improbable, independientemente de los esfuerzos de países como Rusia y China por comprar oro para restar poder al dólar. Es cierto que su moneda le otorga ventajas a EE.UU., pero también implica costos. Su desaparición, sin una moneda alternativa viable, podría generar un colapso del comercio internacional y el triunfo de autocracias sobre democracias occidentales. Si Rusia y China aspiran a tener una moneda dominante tendrán que cambiar profundamente sus sistemas políticos, instaurando democracias confiables, lo que llevaría varias décadas. El mundo seguirá enfrentando guerras de divisas que pueden dañar más el sistema monetario global. No obstante todo indica que el dólar continuará siendo la moneda dominante aún por varias décadas.

Luis Arévalo