La triste realidad

Creíamos que el mal estaba en la cabeza del defenestrado, pero estábamos equivocados; ahora, en el Cabildo quiteño, de la cabeza hasta sus concejales

Juglares de antaño se quedan gusanos cortos en comparación con los 'pico de oro' que tenemos los quiteños. Creíamos que el mal estaba en la cabeza del defenestrado, pero estábamos equivocados; ahora, en el Cabildo quiteño, de la cabeza hasta sus concejales, salen con alegres peroratas a tratar de convencernos de que están en todas, de que están haciendo obras; pero la triste realidad nos hace ver lo contrario. No estoy elogiando y/o alabando al autor pero noten la variedad de casos y de matices destacados sin atrevimiento. Quizás es así como en Quito están midiendo... Entonces la gente debería tener cuidado. No se trata de un riguroso y apretado escrito, pero es simplemente bueno. 

Mario Guerrero Burgos