Las UPC sin policías

¿Quién podrá salvarnos? El Chapulín ya no está.

El otrora llamado oasis de paz, Ecuador, ha pasado a ser un país de alto riesgo; no hay ciudad en que no haya horrendos crímenes, asesinatos, asaltos y toda clase de pestes apocalípticas con relación a la seguridad.

En el extenso Guasmo de Guayaquil he comprobado que las UPC no tienen personal que acuda a prestar auxilio; a los que había los han puesto a patrullar, lo que significa que las UPC no prestan servicio. Por el sector de la Péndola, hace unos días hubo cuatro asaltos con un lapso de 30 minutos entre sí. A siete trabajadores de una telefónica les quitaron sus celulares; en un restaurante, a un bar y a un comedor les arrebataron celulares y dinero. A unos doscientos metros está la UPC del colegio Cotopaxi, de adorno; no había ningún policía que preste ayuda.

Es fácil comprobar que la ciudadanía está a merced de la delincuencia, esta ha superado a la Policía, que simplemente no abastece; la población está protegida solo por la divinidad.

Con la delincuencia campante, adiós al turismo, a la inversión, al emprendimiento; los negocios cierran, aumenta la pobreza por el desempleo y sigue el círculo vicioso. ¿Desarrollo? Nunca.

La seguridad es un serio problema de Estado, el Gobierno no ha tomado en serio este grave problema; se le fue de las manos. ¿Quién podrá salvarnos? El Chapulín ya no está.

Daniel Uyaguari Zh.