Cartas de lectores | El orden de la vida: primero madre, ahora abuela
La crianza de sus hijos, Amalia (4 años) y Valentino (7 meses) refleja planificación y amor.
En la vida todo tiene un ciclo. El orden, la organización y el amor han marcado cada etapa de mi vida, primero como madre y hoy como abuela. La crianza no trae manuales, pero nos brinda la oportunidad de aprender y adaptarnos para formar seres humanos felices, responsables y amorosos. Mi hija Gabriela (33 años) siempre fue independiente y organizada. De niña, por donde pasaba acomodaba adornos y buscaba el equilibrio. Su pasión por su trabajo y su compromiso con causas nobles la han llevado lejos. Este año asistirá al Festival Internacional de Creatividad Cannes Lions; escribe en una plataforma de periodismo social. En una de sus historias más conmovedoras, ‘Love doesn’t count chromosomes’, expresa su amor por niños con síndrome de Down. Su sensibilidad y compromiso con la inclusión reflejan sus valores. Mi hijo Christian (34 años) y su esposa Nathy han construido un hogar admirable. La crianza de sus hijos, Amalia (4 años) y Valentino (7 meses) refleja planificación y amor. Son una pareja que encontró su método para criar con disciplina y ternura. Amalia ya organiza sus juguetes, ayuda en pequeñas tareas y sigue rutinas sin pantallas ni rabietas. Tiene planificación visual con post-its que le enseñan actividades de la semana. Valentino sigue un esquema claro para comidas, siestas y juegos. Ver cómo mis hijos han creado su propio sistema de organización me llena de satisfacción. La vida me ha enseñado que el orden es sobre espacios físicos, estructuras emocionales y hábitos que dan estabilidad y armonía. Cuando recibí una foto de Christian con su familia, en la parte posterior escribió: “Te amo, mamá; si le gustó mi familia, pues es producto de lo que usted sembró en mí”. Ese mensaje me confirmó que más allá de la crianza, el amor y el orden dejan huellas imborrables. Cuando mis hijos eran pequeños decían que yo era “la mamá camarógrafa”, pues nunca faltaba a sus eventos y siempre llevaba mi cámara. Incluso grabamos canciones juntos. Hoy cada uno ha encontrado su método para llevar la vida con estructura y propósito; yo disfruto verlos florecer. En la vida organizamos experiencias, valores y recuerdos. Cada familia tiene su método para encontrar equilibrio, pero lo esencial es la constancia, la paciencia y el amor. Ahora, como abuela, veo con gratitud cómo mis hijos aplican lo aprendido y me confirman que el orden en la vida es importante y necesario. El verdadero legado que dejamos no está en las cosas materiales, sino en los hábitos y valores que transmitimos.
Teresita Sandoval