Abelardo García Calderón | Un giro práctico
...acaso no resulta del todo pedagógico; pero obviamente que atiende a una realidad que como sociedad debemos enfrentar
En estos tiempos, cuando el fin último parecería ser el dinero y por este todo se sacrifica, ya que es una meta mentirosa de éxito, es claro que los adolescentes también quieren sentir la sensación de obtenerlo, utilizarlo y gastarlo como a bien tuvieren, sin importar qué dejan a un lado ni qué mal ejemplo siguen.
Así, no es raro enterarse de que algún jovencito abandonó los estudios por dedicarse a tráficos no lícitos, porque esto evidentemente le deja réditos. La escuela, el colegio, no brindan la inmediatez de la moneda en mano y como es esta a la que se busca, se resignan sin mayor complicación a la ignorancia, dejando y sacrificando todo por un puñado de billetes.
En estas condiciones, y teniendo esa realidad como un eje transversal del colegio público, sería interesante pensar en una combinación de educación y ente productivo. Escuelas y colegios agrícolas, colegios técnicos que se conviertan en agentes de producción, ya sea en la metalmecánica o en cualquier otra área, para que involucrándose el estudiante en la generación del producto, reciba a la vuelta del camino utilidades que se le entreguen por las ventas producidas.
Parece una locura, acaso no resulta del todo pedagógico, pero obviamente que atiende a una realidad que como sociedad debemos enfrentar para rescatar a nuestros adolescentes y llevarlos hacia el trabajo honrado, la generación de ideas, la integración positiva en la sociedad, y por qué no, a la innovación, al trabajo creativo, artesanal o artístico.
Debemos transitar nuevos caminos, debemos buscar nuevas respuestas a las necesidades reales o imaginarias de nuestros jóvenes para atenderlas, sabiendo que con eso ganamos gente que no va a caer en el delito y pueda ser acaso más fuerte para no entregarse sin más a las adicciones.
No estaría de más darle la vuelta a esta idea, queda en la mesa de discusión pedagógica y como alternativa de realidades que están en el medio y que debemos de manera positiva combatir.
Ojalá que alguien en el ministerio lo piense, sabiendo además que ni siquiera es una idea original sacada de la chistera.