Abelardo García Calderón: Silencio, soledad, ¿completa calma?
Es claro y lo entendemos que la comunicación parecería no ser la prioridad del nuevo equipo presidencial
No nos vamos a referir en esta nota a uno de los más hermosos pasillos ecuatorianos: “triste despertar”, pero ese verso de tan hermosa poesía nos viene oportuno para repasar las acciones de nuestro Ministerio de Educación en lo que va del nuevo gobierno.
Es claro y lo entendemos, que la comunicación parecería no ser la prioridad del nuevo equipo presidencial, acaso eso explique el que no sepamos casi nada de las acciones administrativas y de la visión que quiera dársele al MINEDUC.
Ante tal proceder, algunos colegas comienzan a recordar y comparan la presente etapa con aquella en la que Milton Luna decía: “que estaba conociendo al monstruo por dentro”. En efecto; nuestro ministerio es obeso, tardo, disperso en estructuras a más de sostener el modelo concentrador y centralista que lo caracteriza; por ende, nada fácil de manejar y dirigir.
Pero sí pensamos los educadores que sería importante conocer cuál es el rumbo que el señor ministro de educación recientemente nombrado, pretende darle a esa cartera gubernamental, que en nuestro criterio resulta importante para el diario vivir y para apuntar al desarrollo de nuestra nación.
Quisiéramos saber qué va a pasar con el currículo, con los cambios, que vía acuerdos o decretos fueron tomados en los últimos días del gobierno anterior, ¿se mantendrán? ¿Se modificarán?.
Quisiéramos saber qué va a ocurrir con el calendario de la región costa en cuanto a volver a un año lectivo de abril a enero, y no seguir sosteniendo esta locura de un periodo que concluye en febrero y marzo según los casos. Acaso, siendo el ministro costeño podrá comprender mejor esta realidad.
Quisiéramos saber qué va a ocurrir con el principio de autoridad, si seguirán los educadores y rectores siendo figuras decorativas ante los problemas disciplinarios de los cuales sí resultan ser culpables a pesar de que pocas herramientas tienen para correctivos y determinaciones sancionatorias. En fin, quisiéramos escuchar al señor ministro sobre estas y tantas otras realidades que agobian el quehacer educativo.
Romper el silencio y, ¿será que hay calma?.