Abelardo García | Círculo vicioso
No podemos educar sin formar, no podemos educar sin templar el carácter de esa personalidad que crece
Con las disposiciones que a veces salen de nuestro Ministerio de Educación nos queda claro que la burocracia media no descansa en sus empeños y en su estilo de mejorar las cifras tomando el rábano por las hojas. Nos referimos a la triste reaparición de la “mejora de notas” que hoy tiene un alumno.
Nos queda claro que son los mandos medios, pues la idea no es nueva. Ya hace algún tiempo, durante el periodo de la ministra Brown, la sacaron de la chistera y se la puso en vigencia llevando al traste la motivación, la dedicación y esfuerzo por el estudio de casi todo tipo de estudiantes, ya que estos lograron descubrir que: “no importa, siempre hay otra oportunidad”.
Al medir resultados, al darse cuenta la ministra del daño llevado a las aulas, morigeró la disposición y corrigió el impacto en la mala actitud generada entre los alumnos.
El correctivo, sin embargo, no duró mucho y vuelve el ministerio a insistir en su práctica, determinando que cada estudiante tiene seis oportunidades por cada materia durante el año lectivo para mejorar la nota obtenida en cada caso.
Bajar el nivel de responsabilidad, bajar la exigencia de sí mismos, poco o nada importa a nuestros burócratas, pues el objetivo final, y sin importar el precio emocional y de valores que se pague por él, sale sobrando.
Ya sabemos el retroceso que significó la primera vez que se introdujo la medida, conocemos la afectación que tuvo aun en buenos estudiantes, que dejaron de esforzarse y con cálculos de tiempo y argucias, jugaron para sacar ventajas cuantitativas.
No podemos educar sin formar, no podemos educar sin templar el carácter de esa personalidad que crece; no debemos educar para la vida llevando al alumno por caminos sinuosos e irresponsables que le hagan escoger la ley del menor esfuerzo y apostar por el albur.
Si en el buen alumno causó estragos, no se diga lo que hizo en el poco esforzado, en el vago que siempre existe en cada grupo, quienes apostaban a conseguir más que sea el siete en alguna de tantas oportunidades, pues siempre hay otra.
Recordemos que estudiar es un acto de voluntad, no de inteligencia.