Clamor

"Atender el clamor es también deber de aquel que tiene mando y autoridad"
Un viejo amigo me comentaba hace poco cómo al haber invitado a sus nietos a tomar un helado estos le sorprendieron, pues antes de disfrutar de los ricos y diferentes sabores de la golosina preferían correr y saltar alrededor de la mesa sintiéndose liberados.
Escuchando a dos jóvenes madres conversar, nos enterábamos de cómo sus hijos de edades diferentes disfrutaban subiendo y bajando o resbalándose de esos grandes juegos como los que se ubican en parques y centros comerciales para distracción de los niños.
Las dos escenas nos hablan de la necesidad urgente que tienen los pequeños de dejar el encierro y de volver de alguna manera a hacer su vida natural, social y educativa. Podríamos decir que hay un clamor de hijos y padres porque la presencialidad en las aulas vuelva a darse en el corto plazo, tomando las medidas pertinentes, estructurando protocolos de bioseguridad. Ya va siendo tiempo de que las autoridades apunten hacia esa realidad que han querido mantener lejana y distante por comodidad y acaso por no abrirse a los riesgos y retos que la vida nos suele poner por delante.
El mirar el árbol nos está impidiendo observar el bosque y el intentar salvar la salud física nos está importando más que atender la salud emocional y afectiva de los pequeños, que ya no se soportan en casa y que requieren, como todos, del contacto con el otro, del intercambio de afectos y emociona o la charla con un par.
Se dice que el virus ha venido para quedarse, que a lo mejor toma un año o dos el proceso de inmunización de los ecuatorianos. Nos preguntamos entonces: ¿acaso pretenden encerrar a niños y adolescentes por ese mismo lapso?.
Enfrentemos la realidad, trabajemos en los desafíos y procuremos dotarlos de los ambientes más seguros posibles para normalizar la vida de los menores.
Atender el clamor es también deber de aquel que tiene mando y autoridad, por tanto, sería bueno que ofrezcamos a niños y jóvenes la oportunidad de realizarse como personas sociales que son, tomando por cierto las precauciones y cuidados, y asumiendo con responsabilidad el riesgo que conlleva.