Abelardo García | Cuidado con los extremos
De nada sirve gestar emprendedores sin atender otras fortalezas, sobre todo en estos tiempos de la generación de cristal
Es incuestionable que en cada tiempo surgen corrientes novedosas e interesantes que buscan apoyarse en el proceso de enseñanza- aprendizaje, a fin de ir encaminando a niños y jóvenes a ciertas actitudes que, generalmente, por algún gurú de la época, se consideran interesantes y casi indispensables en el futuro de la gente.
Así podríamos hablar hoy del gran énfasis que se ha puesto sobre la necesidad de formar emprendedores, gentes con mentes creativas, con imaginación para generar una buena idea e irrumpir con ella como propuesta y, volviéndola vivencia, convertirla en fuente de sustento para sí mismo, para su grupo de colaboradores y, obviamente, tener la capacidad de generar reconocimiento y necesidad entre el público a la que se ofrece.
No vamos a negar la necesidad de construir mentes capaces de dar el salto: del análisis a la criticidad y de esta a la creatividad. Queremos y creemos en la necesidad de estimular y desarrollar una inteligencia propositiva, capaz de buscar nuevos rumbos y respuestas, y saltar de la permanente repetición y copia a la innovación que impacte, cautive y al mismo tiempo sea útil y eficiente entre aquellos a quienes se dirige. Crear es vital, emprender es una opción de los tiempos.
Pero cuidado, de nada sirve gestar emprendedores sin atender otras fortalezas, sobre todo en estos tiempos de la generación de cristal. Emprendedores que se quiebran ante la primera derrota, que huyen ante el primer fracaso, no tienen mayores opciones para sobrevivir en un mundo tan difícil y competitivo como el que les toca y les tocará vivir a quienes están aún en las aulas.
De ahí que insistamos en nuestra vieja propuesta de la integralidad en el educar, pues si a ese emprendimiento le agregamos tenacidad, voluntad, resiliencia, capacidades intelectuales y empeño, lo construiremos mejor y le garantizamos continuidad y permanencia.
El mundo del emprender es duro y complejo, y hay que estar listos para respuestas inmediatas, para imprevistos, para golpes bajos de la competencia y todo aquello que significa luchar para alcanzar una posición.