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Abelardo García: Detalles a considerar

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Consideramos prudente definir líneas que tracen y diseñen los grandes marcos hacia los que debemos avanzar

Solía decirse que es en los detalles donde el diablo mete la cola. De ahí que hay que cuidarlos y tenerlos presentes, sobre todo cuando se quiere dar cambios significativos en el sistema educativo nacional.

Antes de particularizarnos en una u otra cuestión de fondo, consideramos prudente definir líneas que tracen y diseñen los grandes marcos hacia los que debemos avanzar.

La primera consideración debería ser la de transformar los megacolegios en unidades educativas manejables para la administración disciplinaria y docente. Establecimientos educativos de 5 mil o 6 mil estudiantes, no tienen cabida en estos tiempos en los que la disciplina escolar está tan venida a menos, en los que pandillas se activan al interior de los planteles, en los que el microtráfico y otro tipo de complicaciones alteran, ‘per se’, la buena marcha del alumnado.

La segunda consideración apunta a clases con menos estudiantes. Los grandes colegios en ocasiones inscriben 50, 60 o hasta más estudiantes por aula, lo que resulta un escenario absolutamente complejo y hasta negado para trabajar en metodologías de construcción de la personalidad, de desarrollo lógico del pensamiento y de aprender a trabajar con el conocimiento.

Entre 25 y 30 alumnos debería ser el número a buscar para que el profesor deje de ser un orador que desde el púlpito entrega discursos y pase a ser un facilitador del proceso de aprendizaje.

Restituir el principio de autoridad profesoral, sin duda, es la tercera consideración. No cabe pensar en un educador que enseña, que forma, que norma, si no tiene el reconocimiento de sus alumnos como persona de autoridad a la que se reconoce por lo que sabe y por el orden y disciplina con los que trabaja en su clase.

Descentralizar, desconcentrar el ministerio, desjudicializar los procesos normativos disciplinarios, darle un sesgo humanista a la educación de nuestros estudiantes para que asuman valores y principios, el incorporarse a una jornada extendida para que la escuela sea un castillo de amparo y protección, son otros detalles a considerar más allá de los cambios académicos.