Abelardo García: Perder el miedo
Debemos perder el miedo y enfrentar los retos de proyectar una nueva generación, fuerte, alegre, inteligente y propositiva
En uno de los dramas de la trilogía Electra de O´nell, el autor hace exclamar al personaje: “¿Por qué no se mueren los muertos?”. Así tendríamos los educadores que decir hoy sobre la innombrable: ¿por qué no se muere la pandemia? ¿Por qué su fantasma nos persigue llenando de ansiedad, miedo, temores a padres y alumnos, y de inseguridad e incapacidad de relacionarse con el otro a los estudiantes?
Y es que, a pesar del tiempo transcurrido, las secuelas de esos dos años siguen marcando los cauces educativos.
Pues ocurre, aunque nos parezca mentira, que el miedo y la ansiedad aún gobiernan las relaciones entre familia y escuela; por ello, más allá de la confianza a recuperar, tenemos todos que poner de nuestra parte para poder seguir la vida como se nos ha dado.
No podemos permitir a párvulos y niños vivir en la incertidumbre. Por eso, armándonos de valor tendremos que mostrarnos ante ellos seguros, ciertos, valerosos, sin transmitir desconfianza y preocupaciones que no podrán solventar.
La pandemia alejó a muchos párvulos y niños de las aulas, y acaso en su momento, ante el desconocimiento y la ignorancia de tratamientos, se justificó. Mas hoy, que podemos mirar las cosas con mayor serenidad, debemos volvernos a la misión de construir en nuestros pequeños y niños su inteligencia, sus capacidades, su potencial.
Debemos perder el miedo y enfrentar los retos de proyectar una nueva generación, fuerte, alegre, inteligente y propositiva.
En ese sentido, conviene recordar a los padres que hay edades clave en cada etapa de la vida; así, por ejemplo, los dos años son decisores del futuro de cada quien en medida del trabajo pedagógico y emocional que se realiza en el párvulo.
No escondamos más a los niños, no hipotequemos su futuro ni la personalidad que pueden ser capaces de desarrollar. Necesitan el aprendizaje, pero aún más necesitan desarrollarse en los aspectos emocionales, psicológicos, espirituales y axiológicos.
Recordemos que la etapa de las nociones, que es la del jardín de infantes, se constituye en el fundamento vital de la construcción que realizamos.