Abelardo García: Proponen distinto modelo
No adelantemos criterios y observemos; a lo mejor resulta y nos descubre una nueva posibilidad
Ya hace algunas semanas atrás recibíamos la información de que algunos distritos educativos de Florida, Estados Unidos, iniciarían un plan piloto con determinados centros escogidos para probar un modelo nuevo, una propuesta distinta que va a considerar un año lectivo continuo; es decir, de doce meses, eliminando la larga vacación del verano.
Siempre hemos considerado que el calor no es buen compañero del aprendizaje; el clima cálido ofusca, exacerba, y de alguna manera influye sobre el comportamiento de niños y adolescentes, volviéndolos más activos, explosivos e inquietos, pero tampoco somos de los que dicen un no sin experiencias, sin evaluación y comprobaciones.
Un año lectivo de doce meses continuos pudiese resultar duro de llevar para alumnos y profesores; se necesitan cortes para aligerar la carga, para relajar emociones y diluir tensiones, y la vacación suele ser momento oportuno para todo aquello.
Sin embargo, si se organizaran años lectivos con materias exclusivas a darse en un semestre y dejando otras para el segundo, provocando de esta forma un descanso profesoral, podría ser llevadero.
Para el alumno, acaso dejando materias complementarias más ligeras de razonamiento, de más trabajo al aire libre o manual, conexión con la naturaleza, deportes y áreas que exploren la creatividad en el arte, a lo mejor podría ser más beneficioso. Pero en todo caso, habrá que vivir y valorar la experiencia para ver su posibilidad de universalización y trasferencia a otras latitudes.
No adelantemos criterios y observemos; a lo mejor resulta y nos descubre una nueva posibilidad.
Habrá que vencer, sí, la problemática del clima, porque en ocasiones, según las regiones en que se habite, el calor viene acompañado de lluvias, tormentas e inundaciones que pudieran resultar en otro óbice para comprar la propuesta sin análisis.
Con la educación no resulta conveniente jugar, porque sus resultados afectan directamente la mente y el corazón de los alumnos, y un profesor fatigado tampoco es la mejor opción para formar.