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¡Sí que somos diferentes!

Avatar del Abelardo García

Como lo decimos siempre, no valoramos la educación ni lo que ella busca ni a dónde ella puede llevar a la sociedad’.

¡Por razones de carácter familiar pude aproximarme y vivir de cerca, a través de los noticieros de televisión española y otras cadenas hispánicas, el inicio de clases en la madre patria y el impacto que volver a la presencialidad luego de esos dos años de incertidumbre y dolor tuvo entre padres de familia, educadores y alumnos. Así es, España como el Ecuador, también vivió dos años de teleeducación y todos los temores y dolores que la pandemia produjo.

Observar la televisión e impregnarse de la alegría del retorno, era una sola cosa: los padres decididos a enfrentar el reto y a tomar el virus como algo que llegó para quedarse, los niños felices por el reencuentro con sus compañeros y los educadores dichosos por volver a asumir sus responsabilidades; en vivo y en directo llenaban de una motivación frecuente y animaban a todos a vivirlo con felicidad.

¡Qué distintas, qué diferentes, qué lejanas a estas fueron las reacciones en nuestro país para el inicio de clases en Costa y Sierra! Padres temerosos, entorno y medios de comunicación aprensivos y profesores con reclamos por volver caracterizaron nuestras aptitudes; solo nuestros niños y adolescentes coincidieron con los peques y jovencitos españoles en la alegría, y lo triste es que los adultos debiésemos dar el ejemplo.

En el fondo, como lo decimos siempre, no valoramos la educación ni lo que ella busca ni a dónde ella puede llevar a la sociedad; por ello la evitamos, la marginamos y la aceptamos en tanto y en cuanto no nos implique molestias, preocupaciones o problemas. ¡Cuán diferentes somos!

Es tiempo de que los adultos de este, nuestro país, comprendamos de una vez por todas que somos modelos, ejemplos, referentes, espejo en el que se miran los que vienen detrás y que debemos marcarles la pauta, abriles el camino, fortalecer sus espíritus y potenciar sus capacidades para que salgan a enfrentar un mundo que sin duda será mucho más complejo y difícil que el que vivimos.

No serán veraces si no enseñamos a decir la verdad, no serán fuertes si no los construimos firmes, no serán capaces si no enseñamos a enfrentar los retos.